La vid

La vid es un arbusto leñoso con flores que tiene una vida muy larga, empezando por un largo periodo juvenil de entre 3 y 5 años, durante la cual no es capaz de producir flores y en general las yemas que se forman durante un año, no se abren hasta el año siguiente. La vid es una planta que requiere de un cuidado máximo en sus comienzos y un control exhaustivo de todos los elementos externos para que su crecimiento y desarrollo sea correcto puesto que no puede renovarse con facilidad. Es una planta que requiere ser cultivada hasta cierta altura y en cuanto a temperatura, la vid aguantar son hasta -20 ºC.

De la vid nacen sus hojas verdes que captan el oxigeno suficiente para crean las moléculas de los ácidos y azúcares que se van a acumular en el grano de la uva condicionando su sabor. La sensorización en este tipo de plantación es algo imprescindible teniendo en cuenta la calidad que se busca siempre en el sabor del fruto, el vino.

Nada más finalizar la vendimia, el terreno cultivado demanda limpiar y arar la tierra para que se airee antes de plantar la vid.
El invierno es la época indicada para la poda. La cepa sólo conserva los sarmientos del año anterior y no se aprecian ni hojas, ni flores, ni frutos. Es necesario suprimir los sarmientos del año anterior y sólo se conservan las yemas que establece la normativa de cada Consejo Regulador, que en el caso del Rioja varía entre 10 y 12 yemas por cepa.

En primavera se vuelve a arar y remover la tierra. Es el momento en el que comienzan a salir nuevos brotes, de los que se eliminarán los que no sirven y los que salen por debajo del injerto. Durante la primavera, las vides florecen y son polinizadas. Comienzan entonces a formarse los granos de uva. A finales de primavera se vuelve a arar la tierra.

La época de verano es propicia para arrancar las malas hierbas y tratar las viñas contra posibles enfermedades. Los granos de uva engordan paulatinamente y su color varía del verde brillante a un rojo pálido -en el caso de las tintas- y amarillo claro, en las variedades blancas.

Una vez que la uva alcanza al grado óptimo de maduración -a comienzos del otoño- se procede a la vendimia, la época del año de mayor trabajo.

viñedos
Un campo de viñedos

Los olivos

El olivar esta repartido por toda la geografía española y concentrado, en su mayoría, en tierras andaluzas. Estos árboles pueden crecer en suelos pobres en nutrientes, siempre que estén bien drenados y necesitan mucho sol para producir el fruto e inviernos moderados para que éste se desarrolle, por ello, los olivos son un cultivo adecuado para esta zona del sudeste español.

Antes de plantar los olivos hace falta un trabajo previo par acondicionar el terreno. El proceso consiste en quitar las raíces de otros arboles y arbustos, nivelar la tierra, etc. Una vez se ha conseguido la limpieza, los agricultores expertos aconsejan cultivar cereales durante un periodo de 1 o 2 años para eliminar todas las raíces que hayan quedado y minimizar la incidencia que esas raíces putrefactas puedan afectar a los arboles.

A la hora de plantar el árbol, se debe arar la tierra y antes de añadir ningún fertilizante, se recomienda realizar un análisis del suelo, recogiendo muestras a diferentes profundidades. También se tiene en cuenta la fechas en las que los agricultores recomiendan dicha plantación; se habla de febrero o marzo en las zonas más frías para con ello evitar el peligro de las heladas y, noviembre y diciembre en las zonas de clima templado.

Otro aspecto que el agricultor debe tener en cuenta, es el esquema de plantación de los olivos. Este, dependerá del sistema de cultivo que se vaya a aplicar y, que corresponde al criterio de plantación bien sea intensivo o no. Si hablamos de un suelo fértil y una zona donde abundan las lluvias la densidad de árboles será mayor. Por otro lado, si hablamos de un suelo poco fértil se reduce la plantación a menos de 200 árboles por hectárea.

La poda es necesaria para adaptar los árboles olivos a las condiciones climáticas de la zona y para aumentar la productividad de la plantación. los objetivos de la poda son, equilibrar la masa de vegetación con la producción de frutos, reducir las etapas no productivas, prolongar la productividad, retrasando así su senectud.

Tanto el riego, como el cuidado de los factores externos que afectan a la plantación, o la cantidad elementos (calcio, potasio, fósforo, magnesio, boro) son aspectos que pueden controlarse mediante la sensorización de dichos agentes mediante el análisis de la conductividad, la temperatura, incluso bajo tierra. Sensorización que nos permite saber que es lo que necesita nuestra plantación para que con ello consigamos un producto de alta calidad y evitemos poner en peligro nuestro cultivo por incidencias del tiempo, plagas y enfermedades.

 

 

Foto Olivos

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