Navarra Capital, la primera plataforma digital de la región que está especializada en el mundo de la economía y la empresa, recoge el crecimiento de la startup navarra de origen andaluz BrioAgro, en la portada de su informativo.
La empresa de riego inteligente con sede en Tudela logró facturar más de 300.000 euros en el pasado ejercicio. Su labor se ha extendido por toda la península y también ha traspasado fronteras hacia países como México o Italia. ¿El próximo objetivo? Facturar seis millones de euros en los próximos tres años, según explica a Navarra Capital su CEO, José Luis Bustos.
En el enlace podéis leer la notica, pero aprovechamos para matizar algunos, datos en nuestra web,
Realmente el crecimiento en ventas en los dos últimos años ha sido mayor aún, del 558%, aunque el crecimiento en ventas del último año (de 2021 a 2022) ha sido exactamente del 195%.
«Estamos en un magnífico momento de crecimiento». Así define la situación de Brioagro su CEO, José Luis Bustos. La compañía ha experimentado un gran desarrollo desde su fundación. Han duplicado su personal, pasando de siete a dieciséis. También multiplicaron las ventas «en un 300 %» de 2021 a 2022, y han superado las 500 instalaciones. En total, han facturado en el último año alrededor de 300.000 euros.
Esta compañía de riego inteligente nació en 2015 en Mairena del Alcor, Sevilla y dió sus primeros pasos de la mano de agricultores de Almería; pero gracias a su entrada en la aceleradora de innovación Orizont, gestionada por Sodena, trasladaron su sede central a Tudela a finlaes de 2015. Esta organización se hizo con el 9 % del capital, ofreciéndoles financiación, además de conocimientos y contactos. El año pasado finalizaron su relación con la sociedad pública del Gobierno de Navarra, quienes obtuvieron un beneficio «que triplicó su inversión».
José Luis Bustos: «El ahorro de agua, energía y fertilizantes son los factores que nos diferencia del resto de las compañías»
El producto principal de Bioagro se basa en unos sensores que permiten controlar a los agricultores sus cultivos. Establecen un sistema de monitorización durante todo el día, para que el cliente pueda obtener la información más completa de su tierra. De esta forma, el agricultor toma las decisiones necesarias para mejorar y utilizar de una forma «más eficiente» sus sistemas de regadío. La empresa defiende que esta técnica también permite cultivar de «una forma más sostenible y respetuosa con el medio ambiente».
En la actualidad, la compañía se encuentra «muy activa» a causa de la sequía veraniega. Ellos operan en toda España a través de dos líneas de trabajo. Por un lado, actúan en el riego de cualquier tipo de cultivo. Al mismo tiempo, hacen lo propio con parques y jardines, como en la Vuelta del Castillo en Pamplona o en el Parque de los Príncipes en Sevilla. «Cualquier planta o cultivo que se riegue es susceptible para nosotros», resalta Bustos.
A su vez, la compañía ha logrado traspasar las fronteras nacionales. Al igual que en España, Italia y Portugal son lugares con déficit hídrico, por lo que son mercados atractivos para esta startup. También destaca su labor desde 2018 en México, donde, junto al Gobierno de Navarra, llevaron a cabo «una misión de hermanamiento» en Chihuahua y Puebla, que han continuado con el seguimiento de agricultores y cultivos en México.
NACIDOS DESDE EL TELETRABAJO
La presencialidad no caracteriza a esta empresa. El teletrabajo es la forma de vida que lleva sus empleados. La compañía se divide en tres partes: tecnológica, agronómica y atención al cliente. «Nosotros trabajamos así desde antes de la pandemia. Estamos en agricultura de precisión. Cuando no hay riego, alguien tiene que instalarlo, y nosotros lo optimizamos luego», expone Bustos. «Partimos de una instalación previa. Lo que hacemos es gestionarla de la forma más efectiva posible».
Ante la competencia, a Bustos le «encanta llegar a un cliente y competir en igualdad de condiciones». El ahorro del agua, de energía y fertilizantes supone los datos que les diferencia del resto de compañías. Otro aspecto novedoso de la compañía es su modelo de negocio. La entidad no vende su producto, sino que lo alquila, de tal manera que pueden ajustarse cada una de las campañas agrícolas. «Esto nos permite ser más competitivos y tener un diálogo continuo con el agricultor», añade el directivo.
Para el CEO, las expectativas de la compañía «son muy buenas». Al ganar el concurso internacional de inversores WBAF en 2020, que les permitió optar a un crecimiento adecuado, con la entrada de nueva inversión, que ayudó a culminar el exit de SODENA. Tras participar en la Global Fundraising Stage en Estambul (Turquía), lograron ser una de las strartups que mayor interés despertaron entre las cien que se presentaron de 42 diferentes países. Este hecho ha supuesto una entrada «importante» de inversores para los próximos proyectos. «Esperamos que en los tres próximos años alcanzar los seis millones de euros de facturación, un crecimiento impulsado sobre todo por la internacionalización», añade Bustos.
El diario austriaco DerStandard responde a la pregunta ¿donde están las soluciones?
Destacando de BrioAgro sus innovaciones de tecnología punta para ayudar a la agricultura ante la escasez de agua, consecuencia del cambio climático.
El pasado 1 de mayo publicaba el prestigioso periódico austriaco «Der Standard» un artículo sobre: STAUBTROCKENE ÄCKER (LOS CAMPOS SECOS), titulado:
La sequía en España pone a los agricultores en estado de emergencia: ¿qué significa eso para los precios de las verduras?
En el artículo se centra en profundidad de la realidad de un país «Despejado y cálido» conocido así por los millones de turistas que lo visitan cada año, un país cuyo futuro se ve amenazado por una «interminable sequía es una pesadilla para la agricultura y la ganadería».
Incluimos parte del artículo donde hace referencia a BrioAgro y a sus colaboradores:
¿Dónde están las soluciones?
Las soluciones se encuentran en tecnología de punta, digitalización y tecnología de sensores. No es que el Almería no pensara y planificara con antelación. Incluso si las consecuencias del cambio climático probablemente eclipsarán las previsiones. Sin el uso generalizado del riego por goteo durante décadas, casi nada crecería en España de todos modos. Y se utiliza claramente en la plantación extensiva de olivos o en viticultura.
“El ahorro de agua está en el corazón de nuestra empresa”, dice a STANDARD José Luis Bustos, responsable de BrioAgro. Desde los inicios de su startup, ahora puede contar con más de 500 instalaciones, casi 100 de ellos clientes muy reconocidos. Y sin dejar su foco puesto en el «mar de plástico» cercano a Almería entre El Ejido, Roquetas del Mar y el Campo de Níjar, en el parque natural de Cabo de Gata o en las costas de la comunidad autónoma de Murcia, donde se encuentran las «invernaderos vegetales de Europa». También en Portugal, Italia y otras regiones españolas donde el agua de lluvia es escasa, como Cataluña, Aragón, en Navarra o cerca de Valladolid (Castilla y León).
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Satélite y solar
Sus clientes incluyen productores de cultivos de hoja y lechuga para una cadena de comida rápida estadounidense. No importa si se trata de cítricos o frutas y verduras subtropicales que requieren mucha agua, como el aguacate, que se produce también en el sur de España: «La mayoría de los agricultores confían en sus ojos cuando se trata de riego», continúa Bustos: «Pero nuestro sistema está completamente automatizado, con análisis de imágenes satelitales y sensores alimentados por energía solar para la medición hidrológica, somos mucho más precisos». Bustos está trabajando actualmente en múltiples proyectos vinculados con el ahorro de agua, como un proyecto de la UE (Gen4Olives) con España e Italia para analizar minuciosamente los olivos que crecen sin aporte de riego durante un año extremo.
Bustos insiste que además de soluciones en tecnología, hay un un concepto global que va desde la renaturalización del paisaje fluvial, la plantación de árboles en altura para almacenar agua hasta el embalse del agua del río en la desembocadura del mar, pasando por la reutilización de las aguas usadas y, por supuesto, la expansión de la desalinización de agua de mar. Cada gota cuenta aquí, porque después de que el nivel de las aguas subterráneas locales haya descendido drásticamente durante décadas, no hay lluvia suficiente para su reposición. La desalinización del agua de mar está proporcionando el agua necesaria para el cultivo cerca de la costa.
«El agua desalada es más cara, pero aún así, es mejor que no tener agua», dice Bustos. Además, los avances tecnológicos han reducido significativamente el coste de la desalinización. Él ve otra oportunidad futura en los geles biodegradables que almacenan agua y nutrientes en el área de la raíz y los liberan cuando se necesitan. Y dado que los sellos orgánicos no dan ninguna indicación sobre el uso del agua, Bustos es partidario de que el consumo de agua del producto sea trazable para los consumidores.
«Cada vez más restrictivo»
Roberto Chaves Álvarez de Deeper Agro 4.0 y Fuensol 2006, con sede en Valladolid (Castilla y León), trabaja con 14 contratistas de riego en la cuenca del río Duero, una importante región vitivinícola del centro de España. “Actualmente se está reduciendo significativamente el consumo de agua”, dice en la entrevista de STANDARD. «Solo regamos con agua subterránea, actualmente el límite es de alrededor de 4.800-6.000 metros cúbicos por hectárea. Cada vez es más restrictivo cuando se trata de regar nuestra superficie».
Las reservas de aguas subterráneas estarían al límite y difícilmente se llenarían con lluvias y nevadas. Se cultivan menos patatas o remolachas y también, debido a la subida de los precios, más trigo y girasoles. En el caso del vino, Ribera de Duero y Rueda, la subida de precios esperada para los clientes de Austria está más ligada a los precios más altos de la botella y el corcho y el transporte que a la falta de agua, subraya Chaves Álvarez: “Pero años secos y calurosos También puede ser bueno para las cosechas de vinos excelentes, como el año pasado».
Los precios aumentaron
A la pregunta de STANDARD, la WKO dijo “que cada vez es más difícil cultivar frutas y hortalizas en España debido al cambio climático”. Sin embargo, también ha habido cosechas récord en los últimos años porque los productores son flexibles, utilizan nuevas tecnologías y, por lo tanto, se están volviendo más efectivos. Sin embargo, el año anterior fue un año más débil con menos rendimiento, lo que hizo subir los precios alrededor de un diez por ciento. Esto también se reflejó en las exportaciones a Austria, donde los volúmenes cayeron o se estancaron. Sin embargo, los resultados de la cosecha a menudo difieren de un cultivo a otro. Por ejemplo, la cosecha de fresas de este año no ha sido buena (octubre demasiado caluroso, enero y febrero demasiado fríos), mientras que la de albaricoques será abundante.
Según los expertos, la ola de calor actual no provoca por sí misma un cambio importante en los rendimientos y precios, porque las olas de calor en España son hasta cierto punto normales. “Sin embargo, si hay tantos días calurosos como el año anterior (cuando la temperatura anual fue un 1,7 por ciento más alta que el período de referencia 1981-2010) y la precipitación será inferior al promedio (año anterior 84 por ciento del período de referencia 1981-2010) 2010), volveremos a ver un año desafiante», según la WKO.
¿Hay futuro bajo plástico?
La ingeniera agrónoma italiana Francesca Berti de Bolonia, está trabajando en su tesis doctoral en la universidad de Almería y trabajando en BrioAgro. Sin embargo, su tema no es la gestión del agua, sino los sustratos y fertilizantes biológicos, que desarrolla a partir de los residuos de la producción agrícola de la región y también de las algas. «La agricultura de invernadero es un sistema complejo y holístico«, dice ella. «Todos los elementos juegan juntos: por supuesto, el agua, los nutrientes, el sustrato como el suelo y el calor». Con la tecnología digital y de sensores, el proceso de crecimiento hasta el producto final puede hacerse extremadamente eficiente y optimizarse continuamente», da esperanza: y los factores de estrés como la falta de agua o el calor extremo pueden reconocerse temprano y contrarrestarse.
Fuente: Jan Marot, 1 de mayo de 2023 – derstandard.at
La historia no para de reconocer la experiencia que desde siglos ha tenido España en la elaboración de aceite de oliva.
Si algún día visitan Sevilla, podrán encontrar a los pies de la Giralda una prueba de la potencia de Hispania en esta producción y comercio, más concretamente la que tenía como origen la BAETICA, la actual Andalucía.
Lápida con inscripción en latín en la base inferior derecha de la Giralda de Sevilla.
RIPAM BAETIS (La ribera del río Betis, el actual Guadalquivir)
La inscripción data de la segunda mitad del siglo II d.C. (CIL II, 1180), homenajea al caballero Sextus Iulius Possesor, hijo de Iulio, haciendo un repaso exhaustivo del curriculum existencial que había acumulado a lo largo de toda una vida repleta de cargos y responsabilidades; entre los cuales el de ayudante del prefecto de la annona, comisionado por el Estado para garantizar el abastecimiento de aceite de oliva bético y africano a Roma, y el de PROCURATOR AD RIPAM BAETIS. Este último cargo lo hacía responsable de regular y sustentar la navegabilidad del futuro Guadalquivir, de sus diques, sus puertos y sus canales contrarrestando de paso las consecuencias más o menos desastrosas de las inundaciones periódicas; de garantizar el carácter público de la vía fluvial y de mantener el buen estado de sus riberas e instalaciones portuarias; de conservar limpio y bien drenado el cauce, en un río de amplísima morfología que arrastra mucho lodo y tiene una madre bastante inestable; del correcto mantenimiento de los caminos de sirga, y de pagar y controlar a los mercaderes del aceite de oliva, envasadores, transportistas y corporaciones de barqueros (scapharii), directamente bajo su jurisdicción. Fueron éstos, en concreto, quienes le dedicaron el homenaje en Hispalis por la honradez desplegada en el ejercicio de sus funciones.
Mapa de la BAETICA (Gran parte del territorio actual de Andalucía)
Hay otras muchas pruebas que se han encontrado en los sellos de las ánforas romanas de aceite de oliva, como la que se muestra en la imagen inferior, donde, no sin dificultad, se puede leer: P O R P A H
P O R P A H – Inscrito en el asa de una ánfora de aceite de oliva romana.
POR, es posible que hiciera referencia a Portus o su almacén de aceite
PAH, es posible que hiciera referencia a Publius Haelius Adriano, el padre del emperador Adriano
Es decir, posiblemente la fuente de riqueza de la familia del posterior emperador Adriano, tendría su origen en los olivos de la Bética y las ganancias del aceite de oliva suministrado a Roma desde Hispania.
Ya saben, la próxima vez que visiten Sevilla, no dejen de hacerse una foto junto a la Giralda, y ya pueden contar una historia tan interesante como esta al identificar la base de la conocida como Giganta.
Interesante artículo de análisis de las alteraciones que está produciendo el Cambio Climático en 10 alimentos que examinamos.
Las manzanas son menos crujientes, las lechugas más amargas, las uvas más ácidas… El calentamiento global ya está afectando al sabor, la forma y el poder nutricional de las frutas, verduras y legumbres que comemos. Y el proceso no ha hecho más que empezar.
El cambio climático sabe a manzanas más dulces pero mucho menos crujientes. A lechugas más amargas. Incluso a un vino menos ácido y con más alcohol. La temperatura ya ha subido un grado con respecto a la media de la era preindustrial, pero además el cambio climático arrastra cambios bruscos de temperatura, sequías… Sumemos a esto los gases de efecto invernadero y nos encontramos ante un fenómeno complejo que afecta ya a frutas y verduras. Para sobrevivir a estas mudanzas, las plantas pueden reducir su tamaño, retrasar o adelantar la floración, madurar antes sus frutos… El ciclo biológico de muchas especies se está alterando y, por tanto, su calidad.
Las alubias que crecen a una temperatura diurna de 27 grados, y nocturna de 22, son mucho más pequeñas que las que crecen a seis grados menos. Periodos breves de calor provocan que los guisantes aceleren su maduración, lo que, de nuevo, lleva a productos de menor tamaño. La lechuga puede desarrollar una cabeza hinchada y menos densa, al tiempo que muestra síntomas de clorosis (ausencia de clorofila) y un incremento de los compuestos de sabor amargo. Pueden aparecer hojas quemadas, algo que también se observa en el brócoli o el repollo.
Y a menudo no se trata solo de que sean más feos, sino que además pueden ser menos sanos: el tomate que crece a una temperatura demasiado elevada tendrá menos macronutrientes y menos carotenoides, un pigmento antioxidante que ayuda a mantener la presión arterial o a combatir el cáncer.
Algunos estudios apuntan a que la producción de vino puede hacerse inviable en el sur de Europa y desplazarse al norte
Aunque no todo son malas noticias. El estrés térmico, por ejemplo, hace que la lechuga tenga «más lactonas, que son conocidas como ibuprofenos naturales», explica Aurora Díaz, del Instituto Agroalimentario de Aragón. Dan un sabor amargo al vegetal, pero son beneficiosas para la salud. «Desde hace unos años, hemos apostado por variedades menos amargas de verduras y quizá deberíamos replanteárnoslo», reflexiona la investigadora.
Para hacer frente al cambio climático, Díaz propone investigar variedades más resistentes al calor y al estrés hídrico y, también, volver la mirada a las variedades silvestres, supervivientes por naturaleza que podrían esconder muchas claves para adaptar nuestros cultivos a una situación cambiante. «Un efecto que ya estamos viendo es la falta de frío invernal –explica Javier Rodrigo, del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) de Aragón–. Los árboles frutales de zona templada se han adaptado para sobrevivir a las bajas temperaturas del invierno.
Pánico en el campo. Desde el olivo hasta el pistacho, pasando por cereales o verduras, el mapa peninsular de huertas y plantaciones está cambiando y algunos cultivos dejarán de ser viables en determinadas zonas.
Cuando se les cae la hoja, entran en un estado de reposo que les permite aguantar a 20 grados bajo cero. Y necesitan de ese frío para florecer». Ocurre que, con el incremento de la temperatura, tardan más en acumular ese frío que requieren para el correcto desarrollo de la flor. Y, por tanto, el ciclo se retrasa: tardan más en desarrollar la flor. Él lo ha visto en los cerezos que cultiva en su huerto experimental.
Ocurre, además, que hay variedades que no se bastan por sí solas: necesitan de lo que se llama polinización cruzada; es decir, del polen de otra variedad distinta para reproducirse.
Pero ¿qué pasa si reaccionan de manera diversa a los cambios de temperatura? Que ya no florecerán a la vez. «Siempre les decimos a los agricultores que planten variedades compatibles y que coincidan en floración. Ahora lo completamos con un dato: deben tener unas necesidades de frío parecidas».
No solo son más feos, sino que pueden ser menos sanos: el tomate que crece con mucho calor tiene menos nutrientes y sustancias que protegen contra el cáncer
Lo que explica el experto sobre los cerezos podemos llevarlo a otras especies. Desde el olivo hasta el pistacho, pasando por cereales o verduras. El mapa peninsular de huertas y plantaciones está cambiando y algunos cultivos dejarán de ser viables en determinadas zonas. Se está viendo ya con la vid. Las altas temperaturas, unidas a elevadas concentraciones de CO2 en la atmósfera, han alterado el sabor de la uva: más ácida y con más azúcar. Los estudios más pesimistas sostienen que, en unas décadas, las regiones del sur de Europa serán demasiado calurosas para la producción de vino, que se podría ver desplazada hacia el norte.
Otro tanto ocurre con cultivos de secano, como el trigo o el maíz. Un estudio afirma que la producción en el sur de Europa habrá caído a la mitad en 2050. Más allá de esta variación regional, ya se ve un cambio en las características organolépticas de ciertos cultivos. Un estudio evaluó cómo se habían alterado las manzanas Fuji y Tsugaru, dos variedades muy populares en Japón. Observaron que en 40 años habían ganado en dulzura, pero perdido acidez y dureza. Unos cambios que, al producirse paulatinamente, habrían pasado desapercibidos para el consumidor.
«Pero si pudieras probar una manzana recolectada hace 30 años, percibirías la diferencia», asegura Toshihiko Sugiura, el especialista a cargo del experimento. Lo mismo podemos decir de las zanahorias, que han perdido sabor, o de la col, más amarga; la berenjena crece con mayores deformidades, lo que, como mínimo, afecta al valor del producto a la hora de venderlo. A cambio, productos como la batata o el mango podrían ganar protagonismo en regiones donde hasta ahora apenas se cultivaban.
10 ALIMENTOS A EXAMEN
Trigo
• La falta de lluvia y las altas temperaturas registradas a principios de mayo han reducido la cosecha de este año en España. En la India, segundo productor mundial, la situación ya es tan alarmante que el país ha prohibido las exportaciones.
• La escasez de precipitaciones en primavera ha hecho que el cereal crezca menos y las altas temperaturas están reduciendo la concentración de almidón, importante fuente de energía en nuestra dieta.
• A cambio, la mejora genética ha duplicado la productividad del trigo en los últimos 50 años. Ya se está trabajando en variedades resilientes al cambio climático.
Cítricos
• Las altas temperaturas hacen que la planta no complete el ciclo de frío durante el invierno y el fruto pierde consistencia. Se desprende la piel de la pulpa y es más vulnerable.
• La falta de agua, además, provoca acidez y una piel pálida y menos gruesa.
• A cambio, una buena noticia: ante la falta de agua, el fruto puede reaccionar con mayor concentración de sorbitol, un edulcorante natural que favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
Manzana
• El frío es fundamental para los manzanos y los perales. Según la variedad, necesitan entre 500 y 1500 horas de frío. De ello depende el tamaño de la fruta y su firmeza.
• En el norte de Europa, el calentamiento ha adelantado la floración. En el Mediterráneo, las variedades que más frío necesitan muestran una floración incompleta y se pierde el fruto.
• El calentamiento provoca también una pigmentación pobre en la piel y reduce la presencia de antocianinas, responsables del color rojo del fruto y beneficiosas para nuestra salud.
• Una buena noticia: según un estudio realizado el año pasado en Asturias, el incremento de 0,30 grados centígrados por década en la región desde 1978 no ha afectado a los manzanos. Las variedades locales se han podido adaptar.
Uva
• El cambio climático ha acelerado sus ciclos anuales y eso afecta a la composición química de la uva y también al sabor del vino: menor acidez, más alcohol y mayor proliferación de microorganismos y micotoxinas (producidas por hongos).
• La escasez hídrica también tiene como consecuencia que las uvas sean pequeñas y con alta concentración de fenólicos (dan color al vino y afectan a su calidad). Y también que tenga menor concentración de ácidos málicos.
• El resultado es que el cultivo de la vid ya se está desplazando al norte o a plantaciones más elevadas.
• No todo son malas noticias. Las altas temperaturas y la falta de agua provocan que el fruto acumule antocianinas, que actúan como antioxidantes y protegen a la uva del calor.
Tomate
• La producción global de tomate se ha triplicado en las últimas cuatro décadas. Pero en Europa está disminuyendo. En países como Reino Unido ha habido periodos de escasez (y precios por las nubes). Así que los científicos están diseñando variedades resistentes al calor.
• El problema es que las altas temperaturas, aquellas superiores a 35 grados, disminuyen la viabilidad del polen y reducen la floración. Eso se traduce en un menor rendimiento de los cultivos y un color menos intenso.
• El área mediterránea sigue siendo óptima para el crecimiento del tomate. No ocurre lo mismo con el norte de África, salvo la franja costera.
• El ambiente seco y las altas temperaturas provocan plagas. En Mallorca llevan años sufriendo la invasión de la oruga del tomate, Manduca quinquemaculata.
Lechuga
• Cuando la temperatura supera los 30 grados, se producen quemaduras o necrosis en los extremos de las hojas. Por eso, ya se observa en España un desplazamiento de los cultivos hacia el norte.
• La lechuga también necesita cambios notables entre la temperatura diurna y nocturna. Si no, desarrolla clorosis (es decir, ausencia de coloración verde por carencia de clorofila) y acumulación de compuestos de sabor amargo… que a menudo son saludables.
• Al tener raíces pequeñas, es muy vulnerable a la falta de agua. Para combatirla, la planta desarrolla compuestos saludables como los polifenoles.
• Se está trabajando ya en la edición génica de lechugas. En la actualidad se usan semillas que permiten completar ciclos cortos de cultivo de lechugas: listas en 30 días.
Zanahoria
• Esta hortaliza necesita agua en abundancia. Así que en años de escasas precipitaciones tiene menos sabor y una textura menos crujiente.
• Las temperaturas elevadas hacen que sean menos dulces. Y un exceso de agua como el que pueden provocar lluvias torrenciales lleva a la aparición de grietas.
Melocotón
• Como el resto de árboles de hoja perenne, necesita una buena dosis de frío en la fase invernal de reposo. En regiones como el sur de Estados Unidos ya se está viendo amenazado su desarrollo. También en España, Italia o Francia.
• La falta de agua aumenta la concentración de compuestos bioactivos y de glucosa y fructosa, lo que se traduce en melocotones más dulces. Pero también en frutos más pequeños y ciclos de maduración alterados.
• Una elevada exposición al CO2 aumenta la concentración de sucrosa, lactona y norisoprenoides en el fruto: todos estos compuestos contribuyen a un sabor agradable.
Kiwi
• El año pasado, la producción de kiwi en Europa fue de 700.000 toneladas: un 3 por ciento menos que en 2020. Desde 2015 se ha perdido un 15 por ciento de producción. ¿Motivo? Heladas primaverales y la enfermedad llamada ‘moria del kiwi’ en Italia, principal productor europeo.
• Las altas temperaturas veraniegas también han afectado a su producción. Provocan un deterioro de las raíces y se traducen en plantas más grandes, pero con menos frutos. Y menos flores en la temporada siguiente.
• Es una planta muy sensible al estrés hídrico, que provoca una menor concentración de sodio, que regula la concentración de líquidos en la planta (y en nuestro organismo).
Aceituna
• El aumento de temperatura acelera los ciclos, lo que obliga a una cosecha temprana, con un nivel de madurez más bajo. Y una aceituna de peor calidad y de menor tamaño.
• El olivo es muy tolerante a la falta de agua. Da lugar, incluso, a un aceite de mejor calidad siempre que el estrés hídrico no sea excesivo, lo que conduce a un aceite más amargo y con menor contenido en ácido oleico y aromas.
• Las altas temperaturas en verano, momento en que se desarrolla el fruto, provocan una reducción de proteínas en la aceituna.
• La viabilidad del olivar depende mucho de su variedad. La hojiblanca, la manzanilla, la picual o la nevadillo están ya amenazadas en Andalucía debido a la ausencia de horas de frío en invierno y a la falta de precipitaciones en verano.
Sandía
• Es originaria del desierto de Kalahari (donde crece todavía de manera silvestre) y estaba ya presente en el Antiguo Egipto. Esto da muestra de su resistencia al calor. De hecho, las altas temperaturas refuerzan su sabor dulce.
• Pese a su elevado contenido de agua, siguen siendo apuesta segura en climas áridos y semiáridos, como Marruecos.
• En los últimos lustros se han sustituido múltiples variedades locales por otras genéticamente modificadas al gusto del consumidor: más pequeñas, dulces y sin semillas. Pero menos adaptadas a las condiciones climáticas presentes y futuras.
El Proyecto Recolecta es un proyecto europeo cuyo piloto es Florette, líder en España del sector de la IV gama en la producción y distribución de ensaladas y vegetales preparadas listas para su consumo, en el que se busca encontrar, a través de la tecnología, el momento óptimo de recolección, lo que llevará a un aumento de calidad y una mayor sostenibilidad y satisfacción del cliente. Sus compañeros de viaje son BrioAgro, empresa encargada de la parte tecnológica del proyecto, de la monitorización y del riego inteligente; y el ITC (Instituto Tecnológico de Canarias), que participa con sus Departamentos de Agua y Análisis Ambiental para contribuir al estudio del suelo y del agua, entre otros.
Mostramos el resumen elaborado por el Diario El Mundo tras entrevistar a los representantes de las tres empresas que forman parte de El Proyecto Recolecta:
Javier Les, Director Calidad y Sostenibilidad de Florette Ibérica
José Luis Bustos, Director de BrioAgro
Ricardo Díaz, Jefe del Departamento de Análisis Ambiental ITC
La cultura popular siempre habla del momento preciso y del lugar adecuado, ¿en el campo funciona igual? ¿Cuál es el momento óptimo de recolección de un vegetal? Javier Les.- En Florette siempre cultivamos nuestros vegetales sin prisas, dejándolos crecer a su ritmo natural para conseguir el mejor producto posible. Así, consideramos que el momento óptimo de recolección de un vegetal no es más que aquel que permita la mejor calidad y vida útil del producto final para el consumidor, entendiendo los criterios de calidad desde diferentes ángulos: frescura, sabor, organolepsia, seguridad alimentaria y nutricional. Nuestro objetivo es buscar siempre el momento idóneo en el que el cultivo va a poder desarrollar su mayor potencial de cara a estos dos aspectos, calidad y vida útil.
¿Cuáles son los objetivos del Proyecto Recolecta? José Luis Bustos.- Gracias a la utilización de nuevas tecnologías y de agricultura de precisión, perseguimos el objetivo principal de disponer de una herramienta que determine de forma inteligente y autónoma la fecha óptima de recolección de los cultivos para maximizar la calidad y vida útil del producto final. Ricardo Díaz.- Además, gracias a la implementación de este proyecto en los campos de Florette, se conseguirá optimizar la utilización de los recursos naturales, tan necesarios para el crecimiento de nuestros productos de IV gama, tales como el suelo, o el agua. Javier Les.- Con todo esto pretendemos conseguir dos finalidades claras. Por un lado, conocer la fecha óptima de recolección supondrá un mejor aprovechamiento del producto y, por tanto, reducirá de manera notable el desperdicio de los vegetales. Por otra parte, avanzaremos un paso más en temas calidad de producto, ya que, gracias a estos avances tecnológicos, no quedará ninguna duda de cuándo los vegetales están en el mejor punto de frescura y calidad para distribuir al consumidor final.
¿En qué fase del proyecto estáis ahora y cuál es el balance hasta día de hoy? Javier Les.- En Florette nos encontramos en la última fase del proyecto. Ya se han realizado todos los trabajos que teníamos planificados dentro de RECOLECTA y hemos recopilado la mayor parte de la información necesaria para analizarla y tratarla. Por el momento, podemos adelantar que el balance es muy positivo y, de hecho, creemos que se van a alcanzar la mayor parte de los objetivos iniciales planteados. José Luis Bustos.- Por nuestra parte, BrioAgro, nos encargamos de la parte tecnológica del proyecto, de la monitorización y del riego inteligente, se encuentra en la fase de tratamiento. Tras el primer año se observaron algunos resultados iniciales en bruto y eran muy positivos. Ahora mismo, continuamos recopilando a tiempo real más datos en los campos para afinar el modelo. Por otro lado, se está finalizando el desarrollo del código informático y pantallas del aplicativo para mostrar los resultados. Ricardo Díaz.- Respecto a ITC, en materia de agua, se han caracterizado las aguas de riego de varias fincas como herramienta para adelantarse a las necesidades del ecosistema suelo-planta y ajustar el riego. Paralelamente, se está analizando el proceso del lavado industrial para proponer diferentes opciones de reutilización de esta agua como forma de reducir la huella hídrica y de carbono, así como conseguir reducir los costes de explotación. Asimismo, se está trabajando en la optimización del uso de productos fitosanitarios a través de la utilización de productos naturales para garantizar ensaladas sin ningún tipo de residuos.
¿Qué resultados esperáis obtener una vez finalizado el Proyecto Recolecta? Javier Les.- Esperamos obtener resultados muy positivos, el principal es disponer de una herramienta digital válida para determinar el momento óptimo de recolección de nuestros cultivos. Ricardo Díaz.- Además, conseguiremos optimizar el uso del agua de riego y del agua de lavado industrial y también del uso de fitosanitarios y fertilizantes; minimizar el desperdicio alimentario ya que gracias a esta herramienta nos permite hacer una mejor planificación de los cultivos. José Luis Bustos.- No solo eso, también nos permitirá estudiar la posibilidad de reutilizar el agua en el centro de producción o con un uso agrícola. En esa misma línea y con el objetivo de optimizar la utilización del agua, se podrán establecer criterios de uso de los diferentes tipos de agua para riego: desalada, lluvia, pozo o galería e, incluso, desarrollar nuevas técnicas industriales más sostenibles, como nuevos sistemas de lavado o de enfriado de materia prima.
Y hablando un poco más de lo que veremos los consumidores, ¿qué aplicaciones prácticas tendrá? Javier Les.- Los principales beneficiados de este proyecto son el entorno y los consumidores. Son ellos los que verán reflejados los avances que supone RECOLECTA en el producto, ya que obtendrán, como beneficios directos, un vegetal de la máxima calidad y con una vida útil superior. Además, estarán consumiendo un producto más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, ya que gracias a la tecnología desarrollada en este proyecto no se derrochan recursos. De hecho, se consigue un menor consumo de agua en campos y en el momento del lavado del vegetal, de fertilizantes y de fitosanitarios. Igualmente, garantizará al máximo la seguridad alimentaria de los productos. Con estos avances tecnológicos no quedará ninguna duda de cuándo los vegetales están en el mejor punto de frescura y calidad para distribuir al consumidor final y, por tanto, se ofrecerá un producto en óptimas condiciones.
de este proyecto y cómo mejora la calidad de la materia prima. Descubre más en: https://t.co/0VUzNQRK1X
La revista española Emprendedores acaba de publicar (22 ABR 2021) un reportaje especial, titulado: «BrioAgro, la empresa que se lo pone fácil y barato a los agricultores«. Es un artículo donde la Revista y el Grupo Cooperativo Cajamar quieren poner en valor la innovación agroalimentaria seleccionando proyectos españoles con mucho potencial en esa dirección.
Han desarrollado un algoritmo de calibración de humedad del suelo que permite saber cuándo, cuánto y dónde hay que regar. Los datos necesarios los obtienen utilizando tecnología de sensores que distribuyen en suelo y captando, además, información satelital y meteorológica localizada. Estas tres fuentes de información permiten monitorizar las principales variables en las que el agricultor puede intervenir para mejorar sus cultivos y predecir de manera muy precisa el momento y la cantidad del riego.
Otra cosa buena que tienen es que no solo te lo dicen, sino que también lo hacen porque ofrecen la posibilidad de conectar la finca o el terreno deseado con la plataforma y activar en remoto el riego inteligente. Así es como en BrioAgro Technologies cierran el círculo y logran un servicio integral que facilita la vida a los agricultores a la vez que mejora la eficacia de su actividad.
El sistema consigue, también, importantes ahorros en consumo de agua, electricidad, fertilizantes y mano de obra. Dependiendo del tipo de cultivo y del terreno, el ahorro en agua oscila entre el 20% y el 50%. Sin embargo, este porcentaje podría ir en aumento con el uso continuado de la tecnología de BrioAgro al mejorar la salud del terreno, conforme se van desechando viejas prácticas.
“Decimos que nuestra tecnología es disruptiva porque lo es, porque supone un cambio de paradigma real en la forma de trabajar el campo a como se viene haciendo desde hace muchos años”, declara José Luis Bustos Jiménez, CEO de BrioAgro.
Romper las barreras de entrada
No obstante, Bustos sabe que hablar de tecnología, big data e Inteligencia Artificial a los agricultores y convencerles de un cambio de hábito resulta complicado. Por eso, la estrategia que han elegido para difundir las bondades de BrioAgro es la de evangelizar mostrando.
“Comenzamos vendiendo la solución. Era nuestra forma de aprender vendiendo y poder implementar la tecnología. Ahora que la tenemos madura, hemos cambiado la táctica y, en lugar de vender, lo que hacemos es alquilar los equipos. Pueden hacerlo de forma progresiva y sin compromiso de permanencia. Es la mejor forma de superar las barreras de entrada, cuando les dices: Mira, no te lo voy a contar, lo vas a ver tú, empiezan con una campaña determinada y, conforme ganan confianza con la tecnología y comparan los resultados, piden más. Con el alquiler permitimos que hagan un test de contraste entre el terreno que aplica nuestra tecnología y el que no. La medición se hace en el mismo año porque las condiciones meteorológicas pueden variar mucho de un año a otro. Transcurrido un mes, el agricultor hace su propia comparativa y extrae resultados sin necesidad de contarle nada”, asegura Bustos.
Los datos parecen dar la razón al CEO de BrioAgro. De las 300 instalaciones que aplican ya la solución –alrededor de 180 clientes– desde que salieron al mercado, solo 3 han decidido no continuar. Para hacerse una idea del coste, el precio medio de alquiler para un riego básico es de 135 euros al mes durante el primer año. Luego se va abaratando, si el cliente se fideliza. Con esta baja inversión se consigue un aumento de calidad y productividad de las cosechas y se reduce el impacto medioambiental. “Al fin y al cabo, procedemos del mundo de la agricultura y del mercado y sabemos lo que necesitan”, añade.
BrioAgro como empresa
Los socios fundadores de Brioagro son José Luis Bustos, Antonio Santos y Fran Guillén. La empresa, con un equipo de 7 personas, tiene el domicilio social en Tudela (Navarra) tras su paso por la aceleradora de innovación agroalimentaria de Orizont. Desde aquí desarrollan tanto el hardware como el software.
BrioAgro se constituye en septiembre de 2015. El germen hay que buscarlo en la plaga del picudo rojo, un insecto que estaba acabando con las palmeras de toda España hace unos años. Entonces, idearon un primer prototipo a base de sensores que identificaba la presencia del insecto mediante señales sonoras. Funcionó. Combatida la plaga, tuvieron que pivotar, trasladando y adaptando esta tecnología inicial a lo que hoy es BrioAgro Technologies.
La empresa ha cosechado numerosos premios. Por citar los más recientes, en septiembre de 2020 recibieron el galardón del InnoWise Challenge Lab en España con el que el consorcio europeo EIT Food buscaba soluciones para acabar con la escasez de agua en el sur de Europa. Meses antes se habían alzado también con el premio del Foro Mundial de Inversión de Business Angels (WBAF). “Fuimos a ver qué pasaba y nos llevamos el premio”, recuerda Bustos.
La alianza estratégica con Cajamar
El dinero invertido hasta la fecha ronda los 825.000 euros procedentes, en su mayoría, del I+D+i de subvenciones, premios, inversores particulares y recursos propios. También el Gobierno de Navarra, a través de Sodena, participa del 9% del capital.
Especial afecto expresa Bustos en el capítulo financiero cuando habla de la relación de la empresa con Cajamar Caja Rural. “Desde el principio, hemos sido clientes suyos y seguimos siéndolo aquí, en la sucursal que tiene Cajamar en el Paseo de Pamplona de Tudela. Lo hacemos con una visión estratégica y sectorial porque sabemos que son los que mejor entienden y más protegen a los agricultores”.
“Pero también lo hacemos para nutrirnos de su ecosistema de innovación y conocimiento. Considero que la Fundación Cajamar es una maravilla, donde he tenido oportunidad de asistir a conferencias magistrarles y muy vanguardistas en lo que atañe al sector. Es un punto de encuentro ideal para intercambiar conocimiento y generar sinergias entre los distintos actores. También la Estación Experimental Cajamar de Las Palmerillas se ha convertido, en mi opinión, en el centro tecnológico de referencia para la agricultura en general y para la intensiva mediterránea en particular”
La última referencia que hace Bustos de Cajamar corresponde a su incubadora/aceleradora, Cajamar Innova, donde buscan soluciones de alta tecnología del agua. Amplían así su impacto social de cara a un futuro más sostenible sin desatender por ello a su core. “Entenderás que el proyecto está muy alineado a lo que nosotros hacemos, por eso hemos aplicado”, dice.
“O lo petamos o cerramos”
Durante estos años, en BrioAgro se han regido por el bootstrapping, es decir, “estirando mucho los pocos recursos, ajustando los presupuestos y cobrando el equivalente al salario mínimo interprofesional”.
El conocimiento adquirido les ha permitido seguir avanzando a través de la Inteligencia Artificial y dar respuesta a problemas específicos como, por ejemplo, determinar la fecha óptima para la recolección de la lechuga, en colaboración con la compañía Florette. Algo similar están haciendo con la aceituna para aceite de oliva.
Asimismo, como empresa especializada en riego inteligente, han adaptado la solución a la vertical de parques y jardines, abriendo así una segunda linea de negocio que se enmarca en las smart cities. También aquí han podido demostrar ahorros notables en ciudades como Sevilla, Pamplona o Badajoz.
Los ingresos actuales de BrioAgro proceden en un 80% de los alquileres de los equipos y el resto son ventas. El 2020 tampoco fue un buen año para ellos. Esperaban empezar a dar beneficios y no lo consiguieron. No obstante, supieron aprovechar el parón ocasionado por el Covid para implementar la tecnología y hacerla compatible en otros países, lo que les abre la puerta al 90% del mercado mundial.
“Ahora que tenemos la tecnología madura y un conocimiento profundo de 40 cultivos diferentes, ha llegado la hora de alzar el vuelo. Queremos superar el millón de facturación en 2022 y abrir mercados fuera, empezando por Latinoamérica –México– y el sur de Estados Unidos. Para que esto tenga sentido, el crecimiento tiene que ser exponencial. Eso lo tenemos claro así que, o lo petamos o cerramos, y para conseguir lo primero estamos trabajando a lo bestia”.
EL Proyecto Recolecta está conformado por Florette, BrioAgro y el ITC Canario y tiene como objetivo principal: “La predicción del momento optimo de recolección mediante Inteligencia Artificial basada en la integral térmica del cultivos”, desarrollado distintas zonas climáticas de España, concretamente en Murcia, Soria y Canarias.
Otros de los objetivos marcados es el trabajo con cultivos protegidos en Canarias, usando la última tecnología para una gestión inteligente de los recursos naturales, en Canarias concretamente centrándose en el recurso más escaso el AGUA.
En el siguiente vídeo Juani Betancor, Jefa de Sección del Departamento de Agua del ITC y Keret Doreste, Responsable de Cultivos de Florette Canarias, destaca entre otros elementos, el Riego Inteligente de BrioAgro, que consigue ahorros de agua que rondan entre el 20 y 50%, en función del cultivo y las buenas prácticas previas.
Ver vídeo completo en TVC: https://youtu.be/Tp3hJbNc9xU
El COVID-19 no consiguió retrasar el Proyecto Recolecta en Canarias, puesto que en marzo 2020, en pleno confinamiento, se realizaron las primeras instalaciones de dispositivos de BrioAgro en fincas de Florette en Gran Canaria. El Proyecto está financiado por el FEADER (Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural)
BrioAgro participará en la jornada ‘Soluciones sostenibles y eficientes ante la escasez de agua’, organizada por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Almería. Dicha jornada se llevará a cabo el jueves 8 de marzo en el Salón de Actos de la Cooperativa Vicasol, en Puebla de Vícar (Almería) a partir de las 20H00.
José Luis Bustos, Director Ejecutivo de BrioAgro.
La ponencia que José Luis Bustos, Director Ejecutivo de BrioAgro, brindará a los asistentes se titula ‘Riego inteligente. Domotiza el riego de tu cultivo’, en la que se aborda el tema de la automatización del riego agrícola, de acuerdo con las necesidades de cada tipo de cultivo. A través de explicaciones y experiencias, la ponencia irá detallando las bondades de domotizar el riego, que trae consigo beneficios en cuanto al ahorro de agua y a la optimización de recursos, lo que permite obtener mayor eficiencia hídrica y reducir significativamente el derroche de agua. Además, esta tecnología permite anticiparse en la toma de decisiones, puesto que nuestros sensores integran predicciones meteorológicas en las gráficas, que permiten trabajar a futuro.
Con BrioAgro puede configurar su riego y fertirriego de manera fácil, siguiendo las indicaciones de nuestra aplicación. Siempre tendrá el control. Desde su móvil, podrá regar o parar cuando lo desee. Puede ser usado tanto en cultivos de agricultura extensiva, intensiva, viveros y jardines. Asimismo, puede ser empleada en exteriores o en invernaderos.
Sistema BrioAgro instalado y funcionando en invernadero de calabacines. El ahorro de agua que se consigue con nuestro sistema de riego inteligente ronda el 50%.
Esta tecnología de última generación permite reducir las mermas en cada cosecha y además se consigue un enorme ahorro, no solo en agua y fertilizantes (entre un 20% y 40% de ahorro), sino también en costes de producción.
Permita que BrioAgro se haga cargo de la gestión de riego de sus cultivos. Mayor información visitando este enlace
José Luis Bustos. Director de BrioAgro TechnologiesLa preocupación por la falta de lluvias y las altas temperaturas de las últimas semanas es común en los agricultores andaluces, que miran también con inquietud el bajo nivel de agua acumulada en algunos embalses. En estas circunstancias, y en plena campaña de riego, la empresa sevillana BrioAgro Technologies apuesta por el riego inteligente, con un nuevo producto ya en el mercado que permite «optimizar cada litro de agua que se emplea en el campo», consiguiendo así «ahorrar en el recurso y aumentar la producción agrícola, pues nuestra tecnología posibilita aportar el agua que necesita en cada momento el cultivo», declara el director general de la firma, José Luis Bustos. Una startup que nació en 2015 en la aceleradora de empresas Impúlsame de Mairena de Alcor (Sevilla) y que lleva dos años consecutivos en la lista de las 50 startups españolas con más futuro.
—¿Cómo usa BrioAgro la tecnología al servicio de la agricultura?
—Tenemos en el mercado dos tipos de productos. Este año hemos empezado a comercializar BrioAgro Aqua, un sistema de riego inteligente por el que se consiguen maximizar los ahorros del recurso y la producción, pues riega de manera automática cuando lo pide el suelo, adaptándose a cualquier cultivo de regadío. Y desde 2015 venimos comercializando BrioAgro Vita, un sistema de monitorización a tiempo real de las condiciones en que evolucionan los cultivos, aportando información fiable medida a través de sensores que permiten al agricultor tener datos contrastados para la toma de decisiones agrícolas. Además, toda esta tecnología se puede manejar desde un dispositivo móvil, tablet o un ordenador, lo que favorece el control de la explotación también desde la distancia.
—¿En qué cultivos agrícolas se está aplicando?
—Empezamos en los invernaderos de Almería, con el cultivo del tomate que produce la SAT Costa de Níjar, monitorizando tanto variables de suelo como de microclima y en función de eso creamos un primer modelo para regar cuando el cultivo lo necesitaba. Después, nos presentamos a un concurso y ganamos una plaza en la aceleradora de empresas de Navarra Orizont, compitiendo con más de cien empresas de todo el mundo del sector agroalimentario. En Navarra conocimos una forma más industrial de hacer agricultura y empezamos a trabajar en el cultivo de hortícolas de la mano de la empresa Florette, que cuenta con una planta de producción en esta comunidad. Durante nuestra estancia en el norte nos apoyamos mucho Estación de Viticultura y Enología de Navarra (Evena), con la que iniciamos un proyecto de un año cuyas conclusiones mostraron que nuestro producto se ajustaba también perfectamente al cultivo del viñedo. Por tanto, nos hemos especializado en cultivos de regadío bajo plástico, hortícolas y leñosos. —¿Entre los leñosos se incluye el olivar, uno de los cultivos que está padeciendo la falta de lluvias?
—Vamos a lanzar una campaña para informar sobre las ventajas del riego inteligente en el cultivo del olivar. Cada año el olivar de secano produce menos, debido a que los años húmedos son excepcionales en nuestro país, por lo que la aportación de agua en determinados momentos es crítica para evitar el estrés hídrico. Por otro lado, las escasas dotaciones de agua de las comunidades de regantes hay que optimizarlas para llegar a esos umbrales mínimos de producción a partir de los cuales el cultivo empieza a ser rentable. En BrioAgro, a través de nuestra tecnología, optimizamos cada litro de agua y todo lo que se aplica lo aprovecha la planta, por lo que no se desperdicia ni agua ni fertilizantes.
Última tecnología
—¿Cómo funciona exactamente esta tecnología?
—El sistema de riego está basado en tecnología de última generación (automatismos, electrónica, comunicaciones y sensores) más información satélite geolocalizada y en Internet. Asimismo, dispone de una App móvil compatible con teléfonos y tablets tanto para el sistema Android como iOS. Lo que hacemos es colocar sensores de alta fiabilidad que recogen datos sobre el cultivo y los envían a Internet. Llegan datos cada 15 minutos tanto de lo que ocurre en la finca y datos meteorológicos a tiempo real, como de previsiones a siete días vista. Estos datos, alojados en la nube, se interpretan cruzando datos agronómicos con nuestro algoritmo. Por último, actuamos de la manera más eficiente con nuestro controlador automatizado. Este controlador de riego sustituye al programador convencional y puede conectarse a cualquier tipo de electroválvula activando de manera automática el riego que se puede manejar por telecontrol desde el teléfono móvil. —¿Qué inversión debe hacer el agricultor para llevar estos dispositivos a su explotación y qué ahorros puede alcanzar con su uso?
—El paquete para regar en función de criterios objetivos supone un desembolso de unos 1.200 euros, y hay que colocar una unidad de monitorización por zona representativa en la finca. Es decir, no influyen las hectáreas que tenga la finca, sino los tipos de suelo distintos que haya. Así, conseguimos mejorar significativamente el manejo del riego agrícola a la medida de cada tipo de suelo y adaptado al estado del cultivo. Eso le permite al agricultor ahorros que oscilan entre el 20% y el 40% de agua. —¿La empresa ha apostado por exportar esta tecnología a otros países? —Sí. Ya hemos probado en México y hemos visto que nuestros productos se adaptan perfectamente a la agricultura de allí. Este arranque nos ha servido para entender los hándicaps que podemos encontrar fuera. No obstante, no vamos a perder de vista a España. A día de hoy trabajamos en An-
dalucía, Navarra y Castilla y León, sobre todo. Pero queremos seguir creciendo a nivel nacional, no en vano, somos el primer productor mundial de aceite de oliva y el primer exportador de vinos, con una situación de sequía que es casi cíclica. —¿El agricultor andaluz es receptivo a la introducción de las tecnologías en el campo?
—La falta de relevo generacional en el campo andaluz y el envejecimiento del sector puede suponer un freno a la innovación, salvo que se trate de un perfil muy emprendedor que, en ese caso, no importa la edad. También es más receptivo aquél agricultor que apuesta por una agricultura más industrial, que busca la mejora continua y la mayor eficiencia de sus recursos. No obstante, ahora que estamos en época de cierta alarma por la falta de lluvias, hay un mayor interés por nuestra tecnología. —¿Qué proyectos futuro tiene la empresa a corto o medio plazo?
—Consolidar nuestros productos e implantar nuestra tecnología en un mayor número de explotaciones. Aparte, estamos adaptando el sistema de riego a la ciudad, para parques y jardines. Tenemos un proyecto en Mairena del Alcor para el riego de 14 sectores con árboles, césped y setos. Nuestra tecnología nació bajo el paraguas de Smart Cities y nos la hemos llevado al campo. Ahora hay que adaptarla a las zonas urbanas, y ya hemos conseguido que nuestros sensores funcionen bajo tierra.
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